La NASA puede prevenir con relativa exactitud cuándo una tormenta solar afectará a la Tierra. Cuando la agencia espacial detecta actividad inusual en el Sol, es capaz de predecir con días de antelación si esas explosiones se traducirán en una inyección de masa coronal sobre la Tierra, pero el margen de error es demasiado alto. La NASA puede avisar de que la tormenta es inminente, pero hasta ahora no podía predecir exactamente la hora o lugar en la que esta impactaría contra la Tierra. Pero ahora sí puede con 30 minutos de anticipación.
Según la NASA, las CME pueden crear corrientes en los campos magnéticos de la Tierra que envían partículas a los polos norte y sur. Cuando esas partículas interactúan con el oxígeno y el nitrógeno, pueden crear auroras boreales en ambos hemisferios.
"Es esencialmente el Sol disparando un imán al espacio", explica Nexstar Bill Murtagh, coordinador del programa SWPC y pronosticador experimentado del clima espacial. "Ese imán impacta el campo magnético de la Tierra y obtenemos esta gran interacción", informan medios estadounidenses y británicos.
Esa interacción se conoce como tormenta geomagnética, cuya fuerza afectará qué tan al sur serán visibles las auroras boreales. El SWPC utiliza una escala de cinco puntos para medir la fuerza de las tormentas geomagnéticas, de forma muy parecida a como los meteorólogos utilizan escalas para tornados y huracanes.
La escala de tormenta geomagnética oscila entre G1 y G5. En el extremo más bajo está G1, descrita como tormentas menores que pueden hacer que la aurora sea visible en Maine y la Península Superior de Michigan. Una tormenta G5, descrita como extrema, podría enviar la aurora boreal hasta Florida y el sur de Texas.
Las tormentas geomagnéticas también pueden afectar a la navegación, comunicaciones y señales de radio. Una tormenta G1 puede tener impactos menores en la red eléctrica, las operaciones de los satélites y los animales migratorios. Una tormenta mucho más grande puede destruir satélites, comunicaciones y redes eléctricas.