Las recientes declaraciones del presidente de El
Salvador, Nayib Bukele, esta vez con respecto a su postura sobre las
“ideologías de género” en la educación escolar, vuelven a generar gran
preocupación, en varias ONGs del continente, pues se percibe una alineación
regional de gobiernos que toman como política doméstica la discriminación
contra las personas LGBTIQ+.
En una entrevista informal realizada por Catalina Stubbe,
directora de Mom’s for Liberty, una organización que tiene como uno de sus
objetivos la exclusión de la “ideología de género” de los colegios, el
presidente Bukele expresó su firme convicción de impedir la inclusión de estas
“ideologías” en el sistema educativo de su país.
Bukele afirmó que no permitirá la enseñanza de lo que él
denomina “ideologías de género” en las escuelas salvadoreñas, argumentando que
los padres deben tener voz y voto en lo que se enseña a sus hijos, ya que
confían que el sistema educativo transmita conocimientos productivos, acordes a
valores morales y religiosos, y no lo contrario.
El presidente sostiene que la enseñanza de la “ideología
de género” es un intento de destruir las futuras generaciones, y que, en su
opinión, es imperativo reintegrar a Dios, la moral y el civismo en las
escuelas, y enfocarse en enseñar materias académicas como matemáticas, historia
y ciencias naturales.
Varios movimientos pro LGBTIQ+, se llenan de
consternación y preocupación, argumentando que aún se apela a la “ideología de
género” un término acuñado, sobre todo por movimientos anti derechos y
extremistas, que tergiversa lo que significa el entendernos desde la
perspectiva de género, haciéndolo ver como una “ideología” que busca degenerar
y desintegrar las bases de la sociedad, cuando no es sino el reconocer que
entendernos desde el género resulta relevante para la comprensión y el respeto
de la diversidad humana. Una educación inclusiva y respetuosa con todas las
identidades de género y orientaciones sexuales es fundamental para el
desarrollo integral de la niñez, juventud sexo-género diversa y estudiantes en
general, ya contribuye a la construcción
de una sociedad más justa y equitativa.
Dichos movimientos, exigen al presidente Bukele y a las
autoridades educativas de El Salvador a reconsiderar su postura y a garantizar
una educación que promueva la diversidad, el respeto y la igualdad de derechos
para todas las personas, sin importar su identidad de género u orientación
sexual.