La noche del 10 de marzo en Bogotá, Pablo Parada enfrentó un intento de secuestro perpetrado por agentes del régimen de Nicolás Maduro. Seis hombres lo esperaban afuera de su casa en Ciudad Bolívar. Solo los gritos de una vecina lo alertaron y le permitieron huir, escondiéndose en un caño hasta el amanecer.
Parada es uno de los tres venezolanos acusados de conspirar desde Colombia para derrocar a Maduro por la Fiscalía de Venezuela y por Diosdado Cabello, el número dos del régimen, quien además es acusado de narcoterrorismo por EEUU. Huyó de Venezuela después de ser encarcelado por liderar protestas estudiantiles contra el régimen. Ahora, en entrevista con SEMANA, busca protección en Colombia.
Pero su caso no está solo. SEMANA ha documentado siete casos más de refugiados y solicitantes de asilo que enfrentan persecución por parte de los servicios de inteligencia de Venezuela en Colombia.
Uno de ellos es Alejandro Zerpa, quien obtuvo estatus de refugiado por motivos políticos en Medellín, solo para ser perseguido nuevamente. Temiendo por su vida, se mudó a Bogotá, pero continúa siendo hostigado por agentes de inteligencia venezolanos.
Jesús Manuel Berbesí, dirigente del partido Bandera Roja, escapó de Venezuela cuando sus compañeros fueron encarcelados por el régimen. Ahora, vive con el temor constante de ser capturado en Colombia.
La revista SEMANA reportó: «otras cuatro personas aceptaron dar sus nombres: Alejandro Zerpa y Jesús Berbesí, ambos residentes en Bogotá, Rosa Virginia González y Ángel Villasmil, quien reside en Cali. Esos hostigamientos, según ellos, son encabezados por la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) de Venezuela».
La situación es desesperada. Los refugiados y solicitantes de asilo han enviado una carta a la embajada de Estados Unidos pidiendo protección, conscientes de que sus vidas corren peligro en Colombia. Mientras tanto, permanecen encerrados en sus casas, esperando una solución internacional que llegue antes que los agentes de Maduro los encuentren.
«Las siete personas que hablaron con SEMANA para relatar sus casos tienen en común que marcharon como líderes estudiantiles, militaron en partidos de oposición o integraron instancias del Gobierno antes de que la dictadura se aferrara al poder, saltándose las normas democráticas», dice la revista colombiana..