Los científicos han confirmado la existencia de una "abolladura" en el campo magnético de la Tierra, conocida como la Anomalía del Atlántico Sur (SAA, por sus siglas en inglés).
Esta región, ubicada sobre América del Sur y el Atlántico Sur, presenta una disminución significativa en la intensidad del campo magnético, permitiendo que una mayor cantidad de radiación cósmica y solar se acerque a la superficie terrestre.
Las implicaciones de esta anomalía son múltiples. A corto plazo, podría afectar a los satélites y a las naves espaciales que pasan por esta región, exponiéndolos a niveles más altos de radiación, lo que puede dañar sus sistemas electrónicos.
A largo plazo, si la anomalía sigue creciendo, podría tener efectos en las telecomunicaciones y en las redes eléctricas terrestres, además de aumentar los riesgos para la salud humana debido a la exposición a la radiación.
La anomalía no solo está creciendo, sino que también se está dividiendo en dos lóbulos, lo que complica aún más la situación para las misiones espaciales.
La anomalía se atribuye a la inclinación del eje magnético de la Tierra y al flujo de metales líquidos en su núcleo externo, factores que generan el campo magnético.